El verso es un beso santo. ¡Poned en él tan sólo, un pensamiento puro, en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!
¡Allí verted las flores que en la continua lucha ajó del mundo el frío, recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven, y nardos empapados de gotas de rocío
para que la existencia mísera se embalsame cual de una esencia ignota quemándose en el fuego del alma enternecida de aquel supremo bálsamo basta una sola gota!