Vuelvo de tierras muy lejanas donde ayer fuera a buscar olvido a mi dolor, consuelo al alma que sufrió, al creer en los engaños y promesas del amor. Rumbo al olvido, que es un bálsamo al sufrir, partí llevando en mi amargura el cruel recuerdo de la ventura que en otros tiempos junto a ti creí vivir.
Fui esclavo de tu corazón y a tus caprichos yo cedí y me pagaste con traición. Hoy, curada mi alma de su herida, pienso que nunca he de volver a mendigar tu querer. Porque allá donde fui mis pesares a olvidar del amor conocí las delicias hasta embriagar. Mi dolor llegó a curar. Mi pasión sólo dio los sentidos para amar, pero mi alma dejó su pureza conservar y así pronto llegó sus tristezas a olvidar.
Pero hoy te he visto junto a mi lado pasar. Mi corazón tan rápido latió que aquella herida que creí curar ante tu vista de improviso se entreabrió, pues no bastaron para calmar mi dolor ni las caricias ni el olvido. De nuevo sufro por ser querido y hoy, como entonces, soy esclavo de tu amor.