Días ocultos en la lejanía teñidos por mis desprecios: vosotros me desveláis el exilio en las noches que sueño con una corona de sombras tan fina como mi amor desgastado por todo lo que quiso ser silencio.
Mendigos del tiempo. Heridos y quietos, no me veis. Proscritos del tiempo.
El afán guardó mi secreto: una llave a las cien puertas del desfile sin final de reyes que negaron el cielo.
¡Pero sabed! ¡Cuando el sueño arde huyen lejos todas las sombras dejando las ascuas de la corona!