Miguel me ha explicado su entrevista con Murillo, el catedrático de Arte. –Urpiano es un buen pintor, me ha dicho Murillo, pero peor que Dalí. –Javier Mézquiriz también dice lo mismo. –Y, además, Murillo no entiende por qué la gente paga tanto dinero por sus cuadros… –Javier Mézquiriz tampoco. Oye, Miguel, ¿Murillo cree que Urpiano existe? –Cree que sí. Pero no sabe nada de su vida. Bueno, sabe lo mismo que nosotros… –No hemos avanzado mucho… –No, la verdad. A ver qué nos cuenta Paco. Paco ha llegado sobre las doce. Ha entrado en mi despacho y ha dicho: –Soy feliz, muy feliz, el hombre más feliz del mundo… Me he imaginado por qué. Pero Miguel se lo ha preguntado. –Porque he conocido a la mujer de mi vida… Paco conoce a la mujer de su vida cada quince días, más o menos. –Ah, ¿sí? ¿Quién? –le preguntó Miguel. –Anna Ricart, la amiga de Lola. Es tan guapa, tan simpática, tiene tanto sentido del humor, tiene tan buen gusto, sabe tanto de arte… Paco no exageraba. Anna es así. De todos modos le he dicho muy seria: –Y, además de enamorarte, ¿has conseguido algo más? –Poco más. Anna dice lo que ya sabemos: Urpiano es un pintor maldito, descubierto hace unos años y demasiado bien pagado… –¿Y Anna cree que Urpiano puede no haber existido? –Le gusta la idea. Le parece genial… Ah, Lola, me ha dicho que te llamará para invitarte a la próxima exposición que va a organizar… –¡Qué bien! Después les he dicho que me voy a Figueres a pasar el fin de semana. –¿Y por qué? Y entonces les he contado mi visita a Cayetano Gaos ayer por la mañana y mis descubrimientos. –¿Y qué has hecho con la madera y el trozo de tela? –me ha preguntado Miguel. –Lo tengo aquí. ¿Puedes llevarlo esta tarde al laboratorio de la policía? –le he pedido a Miguel. –¿Vas a decírselo a la policía? –Claro que no. Pero Paco tiene una amiga policía que trabaja en el laboratorio. Y ella puede estudiarlo sin decir nada a los otros policías, ¿verdad Paco? –Sí, seguro. –¿Y por qué tengo que ir yo, Lola? Si es amiga de Paco… –ha dicho Miguel completamente asustado porque tiene que ver a una mujer. –Paco no puede ver a más mujeres… Está enamorado de Anna Ricart –he dicho con mucha ironía. –Pero puedo ir a ver a ésta. Es muy amiga mía… –ha dicho enseguida Paco. Miguel ha mejorado de repente y se ha puesto a reír. Paco ha cogido la madera y la tela y se ha ido al laboratorio.