- Me gustaría ver tu rostro - La Muerte no tiene rostro.
Invocamos al diablo para aprender a defendernos, sangre de terciopelo en la habitación del extremo oriental. El señor de las moscas nos enseñó a ser malvados, púrpura cuchillada en la yugular de quien se atreva a entrar.
En el universo la venganza es el silencio, yace en nuestras mentes la luz de la existencia He sobrevivido a mi propio sacrificio, he caído al averno por jurar amor eterno.
Escuché el latido de un corazón asesino, cabezas llameantes en el salón del azul infernal. Asanblea de fantasmas, fiesta frenética de la desesperación, orgia de sangre en la máscara del último rey.
Cada uno crea su propio paraíso, cada uno crea sus propias tinieblas Cinco dagas de plata, una envenenada, cuando el aire frío recorra tu espalda.