Es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga, de tanto venir andando. Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos; es que creció con el siglo, con tranvía y vino tinto.
Viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lento, como perdonando al viento. Yo soy tu sangre, mi viejo; soy tu silencio y tu tiempo.
Él tiene los ojos buenos y una figura pesada, la edad se le vino encima, sin carnaval ni comparsa. Yo tengo los años nuevos y el hombre, los años viejos; el dolor lo lleva adentro y tiene historia sin tiempo.
Viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando al viento. Yo soy tu sangre, mi viejo; soy tu silencio y tu tiempo. Yo soy tu sangre, mi viejo; yo soy tu silencio y tu tiempo.