Conduciendo son las seis, la botella entre los pies, las penas viajan en coche. Tormento del amanecer, la Luna empieza a caer, y el Sol asesina la noche.
Hoy con sangre escribiré que una maldita mujer fue la causa de mi ruina y, nunca nunca olvidaré, que hace tiempo otra mujer sin piedad me dio la vida.
Para soportar mi condena y descansar mis penas... ¿Quién me presta un corazón?
Asfalto empieza a llover, caen lágrimas en el arcén y el cielo escupe reproches maldiciendo no sé a quien. Voy como Cristo sin fe, viajando al fin de la noche.
Soy una vía sin tren, una monja en un burdel una botella vacía. Soy como un vaso al revés, como Caín sin Abel, una batalla perdida.
¿Un paraíso en la tierra? La verdad es que un alma en pena vive mejor que yo.
Los faros ya no dejan ver, la aguja señalando cien, las venas cargadas de noche, la máquina muere de sed, motor, beber y correr, alguien morirá esta noche.
Nunca un libro escribiré, jamás un árbol plantaré ni a un hijo daré la vida.
Siempre es tarde y esta vez será la ultima vez hermana muerte querida.
Para soportar mi condena y para descansar mis penas ¿Quién me presta un corazón?