Ya lo veis, me tenéis aquí apartado, dado de lado, ¡y todo por no callar! Pues no me va, no me va, no me va hacer horas extras, ni quedarme sin comer.
Ya lo veis, les creéis, y ¡mira cómo engañan! siempre te la cuelan, ¡mira cómo apañan una más! ¡Óyelo!, ¡óyelo! que no cobras en seis meses y encima lo agradeces.
No, no está bien.
¿Dime donde estás? ¡No lo comprendo!
Entre tanta sinrazón no tenía voz.
No sé si quiero aceptar que así es mi curro y no hay más, que tengo suerte de poder currar en lo que quiero y me tengo que joder.
No sé si quiero reventar, seguir callado y a pencar. La solución que puede haber empieza cuando digas ¡hasta aquí voy a aguantar!
Y podéis, aunque estéis tan asustados, ¡anda, calla y pierde tu dignidad! No me va, no me va, no me va no cobrar paro y seguir siendo becario.
Y podéis, si queréis, ¡va!, mira cómo cambia en cuanto le entréis, ¡va! mira cómo cambia de una vez. Es tu voz, es tu voz, nuestra voz que se hace fuerte, que denuncia y no consiente.