Si te dijera, amor mío, que temo a la madrugada, no sé qué estrellas son éstas que hieren como amenazas ni sé qué sangra la luna al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga, quiero que no me abandones, amor mío, al alba, al alba, al alba.
Los hijos que no tuvimos se esconden en las cloacas, comen las últimas flores, parece que adivinaran que el día que se avecina viene con hambre atrasada.
Miles de buitres callados van extendiendo sus alas, no te destroza, amor mío, esta silenciosa danza, maldito baile de muertos, pólvora de la mañana.