(Preciosa canción popular que el misterioso peregrino oyó a un pastor vasco "Ander Guisasola", el cual cantaba a una doncella manchega de nombre Ana; más conocida por: "la pecosa". El peregrino observa, parece aprender.)
Quiero ser tu piel en el invierno Para que el frío en ti no pueda entrar Quiero ser la luz en tu camino Sol en la noche, agua dulce en el mar
Ser la puerta que nunca deje pasar Al largo silencio y a la soledad Ser distintos cuerpos con un mismo fin Ser, cariño mío, ser yo en ti
Y si he de romper cadenas que me aten A la costumbre, yo las partiré Y si he de mover montañas que en mi mente No me dejen verte, mi amor, las moveré
Pongo por testigo a dios que no te fallaré Yo seré consejo, nena, pero no tu juez El tiempo me enseñó que el alimento del amor Es la confianza, el respeto y un colchón