Con una copa de vino en la mano, una guitarra y un cariño de mujer, nos encontramos como un soberano y regalamos simpatía y querer.
Porque en España lo que sobra es la hidalguía, y nos sentimos tan felices al cantar, que hasta las penas las volvemos alegrías porque tenemos la grandeza de mostrar.
¡Viva el vino y las mujeres y las rosas que calientan nuestro sol! ¡Viva el vino y las mujeres que por algo son regalos del Señor! Y vivan los cuatro puntos cardinales de mi patria. ¡Que vivan los cuatro juntos! Que forman nuestra bandera y el escudo de mi España.
Cuando se escuchan los cantes de España es imposible sujetarse el corazón, porque nos saltan las venas y el alma y nos sentimos capitanes del amor.
Y no me importa que me llamen vanidoso, que todos somos españoles de verdad. Y los que vienen extranjeros a nosotros, con un abrazo le entregamos la amistad.
¡Viva el vino y las mujeres y las rosas que calientan nuestro sol! ¡Viva el vino y las mujeres que por algo son regalos del Señor! Y vivan los cuatro puntos cardinales de mi patria. ¡Que vivan los cuatro juntos! Que forman nuestra bandera y el escudo de mi España.