Como un guerrero tengo el viento a favor; tengo una espada bruñida de sangre y sudor; tengo dos tibias cruzadas sobre un trapo negro. Ataque o me repliegue siempre tiro de hierro. Pero tú llegas como un alud, como tromba que amenaza con anularme por siempre jamás. De caballero mi código es el honor y mi palabra vale lo que valgo yo. Mi escudo de armas dibuja perro sin raza, olivo moro y arreos de caza. Pero tú llegas como un fogonazo y proclamas ser el trueno que mata y ante el que hay que sucumbir. Lejos, lejos, no se ve el final; algo me arrastra, me dejo arrastrar. Lejos, lejos, me dejo arrastrar. Rosa de los vientos me quieres tragar. Lejos, lejos, no se ve el final; algo me arrastra, me dejo arrastrar. Y he pensado en volver a campo abierto, en solitario, a pecho descubierto y evadir la emboscada que significa tu mirada; el alma en las pupilas y que todo me dé risa. Lejos, lejos, no se ve el final; algo me arrastra, me dejo arrastrar. Lejos, lejos, me dejo arrastrar. Rosa de los vientos me quieres tragar. Lejos, lejos, no se ve el final; algo me arrastra, me dejo arrastrar. Lejos, lejos, me dejo arrastrar. Rosa de los vientos me quieres tragar.