Corro y me acelero, atravieso la noche sin luna y el coche es mi carcelero. Le dije que engañé, hoy regresaré tarde y vuelvo y me parte el pensar que no estés. O que no estés sola, princesa del birle, maestra en reírle al que te da bola. Nadie quiere tornas que arguyo a raudales si mis voluntades no quieren las sobras.
¿Qué culpa tengo de que seas tan fiera? Un giro teatral ha dado mi vida desde que te conociera. ¿Qué culpa tengo de que seas tan loca? Un hombre cabal he sido que procura no descomponer lo que toca. Un hombre cabal he sido hasta que besé tu boca, tu boca.
Confiesa y admite que una temporada, autosugestionada, también me quisiste. O eso parecía, hoy quién lo diría, siempre tan esquiva o de correrías. Quizá a otros les guste esa inconsistencia, la nula injerencia, que ahora es tu disfrute arrasar con todo, como la escapista, la falsa turista que alardea en el coro.
¿Qué culpa tengo de que seas tan fiera? Un giro teatral ha dado mi vida desde que te conociera. ¿Qué culpa tengo de que seas tan loca? Un hombre cabal he sido que procura no descomponer lo que toca. Un hombre cabal he sido hasta que besé tu boca, tu boca.
Te deseo buen año y que el cielo te guíe. Ahora sin mí ríe como hacías antaño. Te deseo buen año, te deseo y te extraño.