Quién tiene la llave, las puertas del cielo, quién es el que juzga a los malos y a los buenos (x4)
Oye mujer dígame si no eres pura rutina. ya tu amor se murió y reside en una esquina. El reloj marca las dos y tu cuerpo destrozado es que Dios y tu corazón se han propuesto hacer un trato. Esta vida, esta magdalena con la muerte le ha pagado.
LLeva el mejor vestido para la ocasión, su bolso, pintalabios, su mayor fortuna, la calle solitaria y el viejo farol la noche la llamaba hija de la luna. El brillo de sus ojos te hacía sentir que no hay hogar más dulce que el sillón de un coche con un pintalabios y un triste carmín sería tu cenicienta, reina de la noche.
Dígame, ¿qué hago aquí? en estas puertas del cielo soy un alma infeliz que nunca dijo te quiero. Me entregué al infiel solamente por dinero nunca fuí esa mujer que se muere por un beso. Dígame, ¿qué hago aquí? es estas puertas del cielo.
LLeva el mejor vestido para la ocasión, su bolso, pintalabios, su mayor fortuna, la calle solitaria y el viejo farol la noche la llamaba hija de la luna. El brillo de sus ojos te hacía sentir que no hay hogar más dulce que el sillón de un coche con un pintalabios y un triste carmín sería tu cenicienta, reina de la noche.
La noche va terminando cuando va despuntando el día por el cielo va caminando de la soledad la compañía.
Y en el silencio de aquella calle resuena aún su tacón lejano y en la pensión de la calle Pinto yacen sus trajes en un armario una oración para la que peca ya que el infierno la está esperando y este puto reino pal inocente que siempre la utiliza y lava sus manos.
LLeva el mejor vestido para la ocasión, su bolso, pintalabios, su mayor fortuna, la calle solitaria y el viejo farol la noche la llamaba hija de la luna. El brillo de sus ojos te hacía sentir que no hay hogar más dulce que el sillón de un coche con un pintalabios y un triste carmín sería tu cenicienta, reina de la noche.
Quién tiene la llave, las puertas del cielo, quién es el que juzga a los malos y a los buenos