Con la noche enfrente, revolviéndome, dolorosamente a mi conciencia pregunté, ¿pa’ qué seguir?... cada paso por la vida es un fracaso, es una herida más... mientras que luchando por no ser y por vivir me despedazan el deber y mi sentir.
Y por pensar cuando volvió llorando buscando mi piedad pidiéndome perdón... mirándola en el barro, más la hundí, riéndome... llorándola después... después, cuando al partir vivía en el drama de estar solo solo con la voz de mi sentir.
Trágico dilema; drama sin final; llama en que se queman tantas ansias tanto mal por este amor que me llora su agonía hora tras hora, más todavía, más... noches y más noches sin morir no vivo yo ¡más que una angustia dolorosamente atroz!