Déjame mentir que volverás que volverás con el ayer, con el ayer de nuestro sueño. Déjame esperarte, ¡nada más!, ya que comprendo que esperar es un pedazo de recuerdo, se que este dolor, es el dolor de comprender que no puede ser esa esperanza que me ahoga. Déjame llorar, siempre llorar, y recordarte y esperar al comprender que no volverás.
Qué te importa que te llore, qué te importa que me mientas si ha quedado roto mi castillo del ayer, déjeme hacer un Dios con sus pedazos. Qué te importa lo que sufro, qué te importa lo que lloro... si no puede ser aquel ayer de la ilusión, déjame así llorando nuestro amor.