Llueve... Llueve en el suburbio y aquí, solo en esta pieza, va subiendo a mi cabeza una extraña evocacion. Es la pena de estar solo o es la tarde cruel y fría que a mi gris melancolía la convierte en emoción... Aquí está mi orgullo de antes, bandoneón de mi pasado viejo amigo que he dejado para siempre en un rincón. En la tarde evocadora tu teclado amarillento está mudo y ya no siento tu lenguaje rezongón.
Mi viejo amigo de entonces yo voy corriendo tu suerte. Las horas que hemos vivido hoy las cubre el olvido y las ronda la muerte... Mi bandoneón del recuerdo hoy como tú ya no existe, pues para siempre dejé en tu registro enterrado el corazón...