"Historias de amor se conocen muchas. pero esta sin duda una de las mas originales y macabras. Que nos hace meditar sobre lo ilimitadoi de este sentimiento. Capaz a llevarnos a realizar los mas insolitos y descabellados actos, en constante lucha entre la locura y la razon"
cuando moria me abrazo y con voz quebrada y lastimera me dijo que en recuerdo de este amor me dejaba su blanca calavera
que la robara de su propia tumba y que en mis horas alegres o de duelo su espiritu vendria desde el cielo y a traves de ella me veria
y el tiempo paso siento su voz reclamandome cumple tu promesa
al fin llego la noche llena de oscuridad y viento batiendose la lluvia y los truenos el mar rugia a lo lejos
ardiente el corazon y presa del terror escale la muralla de los muertos senti de inmediato su presencia en aquel viejo cementerio
nada cambiara siempre estaras alli mirandome... aunque tus ojos ya... no me puedan ver
por las calles sombrias del desierto campo santo llegue asi a mi destino rodeado de coronas y desantos
una lampara me dio el brillo romi su marmol con un martillo una rafaga pestilente ... un fuerte olor a muerte
Al fondo de la caja entre vendajes y mortajes ollas hirbientes de gusanos se la tragan lentamente
de sus brillantes ojos quedan dos grandes huecos y de esa boca que era tan apasionada una muda y terrible carcajada
"De su belleza que radio cual astro no habia alli tan siquiera un astro era un uniforme y corrompido andrajo la mide contristado, mudo, inerte medite en los festines de la muerte y me hundi en el sepulcro abierto al tajo
temblorosas tendierosen mis manos al inmenso herbidero de gusanos busque de la garganta las junturas; nervioso retorci, hubo tranquidos de huesos arrancados y partidos... hasta que hollando vi las sepulturas
hui miedose entre las sombras crueles creyendo que los muertos en tropeles lavantaban su forma descarnada corriendo a rescatar su calavera esa yente y silente compañera de la lobrega noche de la nada...
eso paso... fue ayer... hoy, en mi mesa cual escombro final de su belleza helada, muda e inerte sobre mis libros en monton reposa cual gigantesca y blanca rosa que ostentase la risa de la muerte
sus grandes cuencas, como dos cavernas me miran inmoviles y eternas y soñando la veo transformarse en lo que era, y comienza a acercarse
me siento suyo, la siento mia pero pronto mis pupilas me despiertan para mostrarme la imagen de la muerte que estetica y sombria me contempla
cuando yo me muera linda calavera me acompañaras hasta la eternidad