Por mi puerta pasaste como un pasajero,
en mi cama dejaste una pluma blanca,
de un pájaro herido, de los caminos,
un pájaro libre, que lo encadenaste.
Con la pluma de mi corazón,
blanca pura como mi amor,
para buscar a mí amante,
dile que torne no sea errante.
La pluma del vino muy pesada,
no podía volar, subir las montañas,
con lágrimas llenas, de dolor,
buscaba el pájaro, sus alas.
Con la pluma de mi corazón,
blanca pura como mi amor,
para buscar a mí amante,
dile que torne no sea errante.
Un día las lágrimas se secaran,
la pluma parara en las montañas,
a su pájaro amado, encontrara,
y juntos a casa, tornaran, sin ansias.
Con la pluma de mi corazón,
blanca pura como mi amor,
para buscar a mí amante,
dile que torne no sea errante.
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