A las cinco entre higueras y pinos todo está tan tranquilo hoy, pero he ido ocupando su sitio como un silencioso ejército.
Y nada ya nos importa, ni los días ni las horas, ni las lagartijas que se han ido a esconder a algún sitio mejor.
Y dime amor, dime amor si estás ardiendo y si es que puedo aliviarte yo.
Y escuché todas esas historias sobre incendios que acaban bien, recorrí todos esos caminos que debió recorrer algun día él.
Releí uno a uno sus libros buscando pistas en ellos y en cada una de sus páginas he acabado encontrándote.
Y dime amor, dime amor si estás ardiendo y si es que puedo aliviarte yo.
Ha refrescado esta noche y me he puesto su famoso jersey, me concentro en estos días para ahuyentar los que vendran después.
Y es mi miedo el de esa lagartija al desprenderse de su cola y ahora ha llegado Lola y dice que esto ya no es lo que fue.
Me dejas que lea el mapa que ha dejado el agua hirviendo sobre tu piel, sé que son tiempos duros pero silba y juro que, alla donde quiera que esté, acudiré.
Y ahora dime amor, dime amor si estás ardiendo y si es que puedo aliviarte yo.
Pero dile amor, dile amor, dile, dile amor, dile amor, dile amor, que el que ahora te alivia soy yo.