Alma, si tanto te han herido, ¿por qué te niegas al olvido? ¿Por qué prefieres llorar lo que has perdido, buscar lo que has querido, llamar lo que murió?
Vives inútilmente triste y sé que nunca mereciste pagar con penas la culpa de ser buena, tan buena como fuiste por amor.
Fue lo que empezó una vez, lo que después dejó de ser. Lo que al final por culpa de un error fue noche amarga del corazón.
¡Deja esas cartas! ¡Vuelve a tu antigua ilusión! Junto al dolor que abre una herida llega la vida trayendo otro amor.
Alma, no entornes tu ventana al sol feliz de la mañana. No desesperes, que el sueño más querido es el que más nos hiere, es el que duele más.
Vives inútilmente triste y sé que nunca mereciste pagar con penas la culpa de ser buena, tan buena como fuiste por amor.