Nana, niño, nana del caballo grande que no quiso el agua. El agua era negra dentro de las ramas. Cuando llega al puente se detiene y canta. ¿Quién dirá, mi niño, lo que tiene el agua con su larga cola por su verde sala? Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar.