Si cada hora vino con su muerte, si el tiempo era una cueva de ladrones, los aires ya no son tan buenos aires, la vida nada más que un blanco móvil y usted preguntará por qué cantamos...
Si los nuestros quedaron sin abrazo, la patria casi muerta de tristeza, y el corazón del hombre se hizo añicos antes de que estallara la vergüenza Usted preguntará por qué cantamos...
Cantamos porque el río está sonando, y cuando el río suena suena el río. Cantamos porque el cruel no tiene nombre y en cambio tiene nombre su destino. Cantamos porque el niño y porque todo y porque algún futuro y porque el pueblo. Cantamos porque los sobrevivientes y nuestros muertos quieren que cantemos. Si fuimos lejos como un horizonte, si aquí quedaron árboles y cielo, si cada noche siempre era una ausencia y cada despertar un desencuentro Usted preguntará por qué cantamos...
Cantamos porque llueve sobre el surco y somos militantes de la Vida y porque no podemos, ni queremos dejar que la canción se haga cenizas. Cantamos porque el grito no es bastante y no es bastante el llanto, ni la bronca. Cantamos porque creemos en la gente y porque venceremos la derrota. Cantamos porque el Sol nos reconoce y porque el campo huele a primavera y porque en este tallo, en aquel fruto cada pregunta tiene su respuesta...