Sólo observadme y contemplad: yo soy vuestro producto. Y, padre, atiéndeme por una vez: Soy nada. Nada. No me falta nada. Yo sólo abro mi boca y salen tus palabras.
Por qué piensas que soy algo que puedas programar para ser el reflejo de lo que ayer, después de tanto logro, conseguisteis ser.
No quiero nada, no me falta nada. Hay tanto vuestro puesto en mí... ¡Ya es suficiente! ¿Dónde quedo yo? Soy nada. Nada. No me falta nada.
¿Qué me estáis pidiendo? Yo no quiero enterrar la oportunidad de poder cambiar. Quiero abrirme paso, y este es el momento.
Ya empiezo a caminar. Ya empiezo a respirar. Hoy amanece para mí. Ya empiezo a caminar. Ya empiezo a respirar. Hoy amanece para mí.
Sólo observadme y contemplad: no soy vuestro producto. Y, padre, abre los ojos: Hay alguien.