Supe que, cuando al morir,
Aún siendo yo muy chiquito,
Me diste un beso muy largo
Sobre mi frente de niño.
Pasó aquel tiempo y ahora
Sobre tu beso nacida,
Está el surco de una arruga
Huella que los años brindan.
¡Cuánto infortunio en la vida
que yo he pasado sin ti!
¡Ay, madre mía!
Ay, si estuvieras aquí
Yo, muy juntito a tu oído,
Te contaría mis penas
Y el porqué de mi suspiro.
Ay, si pudiera decir:
“Ésta es mi madre querida”
Y besar tu pelo blanco,
Y dormir en tus rodillas.
¡Cuánto infortunio en la vida
que yo he pasado sin ti!
¡Ay, madre mía!
Si será bella una madre
Que el mismo Dios infinito,
Que puede hacer los milagros
En el correr de un suspiro.
Con trozos de su corona
Hace el molde en que fabrica,
Una sola, y cuando muere
El mismo Dios no la imita.
¡Cuánto infortunio en la vida
que yo he pasado sin ti!
¡Ay, madre mía!
Cuando una madre acaricia
A su hijito con ternura,
Por él me causa alegría
Y por mí, siento amargura.
Porque aunque busco no encuentro
En todo el mundo la dicha,
De besar su pelo blanco
Y dormir en sus rodillas.
¡Cuánto infortunio en la vida
que yo he pasado sin ti!
¡Ay, madre mía!
Orquesta Alfredo Gobb- Alfredo del Río - 1956i еще тексты
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