Un bandoneón, con su resuello tristón. La noche en el cristal de la copa y del bar y del tiempo que pasó... Mi corazón con su borrachera emoción. Y en otra voz, la voz de la historia vulgar dice mi vulgar dolor...
Mariposita, muchachita de mi barrio, te busco por el centro, te busco y no te encuentro, siguiendo este calvario con la cruz del mismo error. Te busco porque acaso nos iríamos del brazo... Vos te equivocaste con tu arrullo de sedas palpitantes, y yo con mi barullo de sueños delirantes, en un mundo engañador. ¡Volvamos a lo de antes! ¡Dame el brazo y vámonos!