Una calle en Barracas al Sud, una noche de verano, cuando el cielo es más azul y más dulzón el canto del barco italiano... Con su luz mortecina, un farol en la sombra parpadea y en un zaguán está un galán hablando con su amor...
Y, desde el fondo del Dock, gimiendo en lánguido lamento, el eco trae el acento de un monótono acordeón, y cruza el cielo el aullido de algún perro vagabundo y un reo meditabundo va silbando una canción...