Adiós corazón... te decían los muchachos. Adiós corazón... aquel día dije yo. Y comenzaste a sonreir porque la frase te agradó y por las calles te seguí diciendo así, con emoción:
Adiós corazón... si usted quiere conversamos; soñé con su amor... quiero ver qué hay de verdad. Y mi presencia te turbó: quedaste casi sin hablar cuando dijiste con tu adiós: ¡Hasta mañana, corazón!
Adiós corazón... de tu mano va otra mano. Adiós corazón... quién pudiera ser tu amor. ¡Que nunca tengas que llorar! ¡Que no conozcas el dolor! Y que en tus ojos, el amor,