Finalmente, esta carta fue escrita como en sueños, labrada fue entre sueños como una piedra enorme. Y el dolor y el amor la cubrieron de signos convirtiéndola entonces en cauces de tu nombre. Está escrita en pasión y digo adiós con ella porque el amor corona las vidas con adioses. Está escrita con vuelos que no tienen regresos pero con estas manos que tú tan bien conoces.
Amor mío: es de noche y noche es cuanto escribo sintiendo cómo duermes sin mí cuando me llama la humanidad herida que solloza en la tierra.
Amor mío: me esperan en tantas latitudes con un fusil oscuro y una lágrima negra y una mano empuñada y una bandera rota y una esperanza dura como torre de piedra que entre amar a tu amor y amar cien mil dolores no queda otro camino que seguir la sentencia del amor combatiente sangrado día con día aunque muramos solos, cada cual en su estrella.
Al partir yo desato los nudos de estas vidas y en el pecho no guardo sino tu nombre mío, el nombre que tan sólo yo sé sobre la tierra.