Hace su nido el hornero a lo largo del camino, por sostén teniendo un poste, el motivo es el amor. Y si manos traicioneras le destruyen el abrigo, al otro día, contento, levanta un nido mejor.
Yo también, como el hornero, tuve mi abrigo. Y la mano del destino lo destruyó. Al igual que el pajarito, quedé sin nido, agobiado por la pena de mi dolor.
No ha de ser mi noche larga, tal vez brille en mi sendero, una estrella de esperanza con un rayo de ilusión. Y algún día en mi camino, al igual que el pobre hornero, he de hallar un pecho amigo que me de su corazón.