Madre, cuando estás a mi lado Ya no soy desgraciado ni le temo al dolor. En el silencio de tu muda plegaria Sé que a Dios vas pidiendo, Para mí lo mejor.
Madre, cuanto me has enseñado, Cuanto me has perdonado Con divina bondad. Sin que yo hablara descubrías mis penas Y al mirarme a la cara Me llenabas de paz.
Tú sonriendo, tú perdonando, Tú comprendiendo lograrás Que siempre guarde dentro mi alma La fe tan grande que me das.
Ay, madre, cuando estás a mi lado Ya no soy desgraciado Ni le temo al dolor. En el silencio de mi muda plegaria Yo también voy pidiendo, Para ti lo mejor.