Era mi pebeta una flora maleva más linda que un día dorado de sol. Trenzas renegridas, mirada que ruega, boca palpitante de fuego y de amor. Para conquistarla yo me jugué entero, no valía la pena sin ella vivir, peleando con taitas en un entrevero pensé que era lindo por ella morir.
Tiempo viejo, caravana fugitiva ¿donde estás?
Florido tiempo que añoro por tus caminos de olvido viajan visiones que lloro, sueño querido que te alejas.
Tiempo viejo, caravana fugitiva ¿donde estás?
Cinco años pasaron de la primer cita, burlón el destino me obligó a volver. Qué viejos los ojos de la muchachita, que un día riendo me enseñó a querer. Fuimos sin pensarlo como dos extraños, su boca marchita y mi suspirar. Habiendo cenizas de los desengaños el recuerdo, amigo, es mejor borrar.