Suplico del viento, voces de los llanos, rezos angustiosos, quejas de dolor, pájaros errantes que una primavera como un sol de fuego chamuscó el amor. Fuerte fue el cariño como un algarrobo, que un hachazo al tiempo, fácil lo partió, y hoy en el silencio largo de una ausencia, llora una guitarra, junto a su cantor.