(Rolando Alarcón) A la sombra de un gran árbol me fui una noche a olvidar el dolor de mi partida, lo triste de tu mirar, ay, ay, ay.
Un lamento yo sentí acompañando mi pena, entonces yo comprendí cómo es la tristeza ajena, ay, ay, ay.
Hay un árbol solitario donde el sollozo de un hombre le dejó por varios siglos el dibujo de su nombre. Por eso todos le dicen el árbol de la noche triste.
A la sombra del gran árbol, a la sombra que está sola, cuentan que en noche de luna los amantes se atesoran, ay, ay, ay.
Y el tesoro de su amor lo guardan ya sin temores. A la sombra del gran árbol se olvidarán los rencores, ay, ay, ay.