(Rolando Alarcón) Ay, quién fuera como el gallo, anda, que canta dormido. Ay, quién fuera como el gallo, anda, que canta afligido, que canta en la noche, que canta en el día, le canta a los pobres, les da la alegría.
Ay, quién fuera como el gallo que lleva una vida dura y no se pone armadura y no parece lacayo y suele ser rey y suele mandar y a los que están tristes los vuelve a alegrar.
Ay, quién fuera como el gallo que nada lo hace callar y tiene veinte mujeres que no lo quieren dejar y alegra la vida de los caminantes y le manda al sol que con él se levante.
Ay, quién fuera como el gallo, anda valiente y seguro y muere siempre cantando y no le teme al verdugo y cuando se muere lo lloran los niños porque se ha marchado su mejor amigo.