En un pequeño mundo, en un mundo escondido, me refugié una tarde como un pajarillo herido, cansado de tantos vuelos y de diestros cazadores en ese pequeño mundo encontraba sólo amores.
Tendieron la mano amiga y la sonrisa tan franca. Encendieron las antorchas de la amistad, la confianza. En ese pequeño mundo volvió a nacer la esperanza.
En un pequeño mundo, me sentí libre y soñando. Mi canto iba por el viento como corcel galopando. Me preguntaron sonriendo por las cosas de la vida. Se las decía cantando, así curé mis heridas.