Cabalga Diego Laínez al buen Rey besar la mano; y consigo se llevaba los trescientos hijosdalgo. Entre ellos iba Rodrigo, el soberbio castellano; todos caminan a mula, sólo Rodrigo a caballo; Allegados son a Burgos, con el Rey se han encontrado. Los que vienen con el Rey entre sí van razonando; unos lo dicen de quedo, otros lo van publicando: -Aquí viene entre esa gente quien mató al conde Lozano.- Como lo oyera Rodrigo, en hito los ha mirado; con alta y soberbia voz de esta manera ha hablado: -Si hay alguno entre vosotros su pariente o adeudado a quien pese de su muerte, salga luego a demandarlo; Todos responden a una: -Demándelo su pecado- Todos se apearon juntos para al Rey besar la mano; sólo Rodrigo quedó encima de su caballo. Entonces habló su padre, bien oiréis lo que ha hablado. -Apeaos, hijo mio, besaréis al Rey la mano, porque él es vuestro señor, y vos, hijo, su vasallo.- Cuando Rodrigo oyó esto sintióse muy agraviado; las palabras que responde son de hombre muy enojado. -Si me lo dijera otro, ya me lo hubiera pagado; mas por mandarlo vos, padre, yo se lo haré de buen grado.- Ya se apeaba Rodrigo para al Rey besar la mano; al hincar de la rodilla el estoque se ha arrancado. Espantose de esto el Rey y dijo como turbado: -Quítate, Rodrigo, allá, quitate de acá, diablo; que tienes el gesto de hombre y los hechos de león bravo.- Como Rodrigo esto oyó apriesa pide el caballo; con una voz alterada contra el Rey así ha hablado: -Por besar mano de rey no me tengo por honrado; porque la besó mi padre me tengo por afrentado.- En diciendo estas palabras se ha salido del palacio; consigo se los llevaba los trescientos hijosdalgo.