Si llego tarde a casa de andar luchando por esos mundos de Dios, llego necesitado de tus caricias y tus palabras de amor. No me niegues un beso, solo por eso mala mujer.
Todo te lo he entregado, te he regalado todita mi juventud, y tú me das a cambio, con tu desprecio penas amargas de cruz. No me niegues un beso, solo por eso mala mujer.