Prisioneros de la libertad, pobres, sanos, cultos y valientes, consumidos por la austeridad, medio siglo siendo diferentes. Amados, obstinados y sonrientes, llenos de música, ron y fe y una espera… dividida mal.
Evasivos de la realidad, emigrantes y anti-imperialistas, militantes de la dignidad, solidarios y anti-comunistas.
Abajo los bloqueos de la mente, ya merecemos más que aguantar, que soñar, que sobrecumplir. No hay tiempo.
Por la Virgen de la Caridad, por la sangre de San Ernesto, sigue Cuba, sigue de verdad, sigue Cuba, sigue resistiendo.