Una noche saturada.. una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas.... Esta noche solo, el alma llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, por el infinito negro, donde nuestra voz no alcanza, solo y mudo por la senda caminaba, y se oían los ladridos de los perros a la luna, a la luna pálida y el chillido de las ranas, sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas, ¡entre las blancuras níveas de las mortüorias sábanas! Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte, Era el frío de la nada...