¿Por qué la tierra es mi casa? ¿Por qué la noche es oscura? ¿Por qué la luna es blancura que engorda como adelgaza? ¿Por qué una estrella se enlaza con otra, como un dibujo? Y ¿por qué el escaramujo es de la rosa y el mar? Yo vivo de preguntar: saber no puede ser lujo.
El agua hirviente en puchero suelta un ánima que sube a disolverse en la nube que luego será aguacero. Niño soy tan preguntero, tan comilón del acervo, que marchito si le pierdo una contesta a mi pecho. Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo.
Yo vine para preguntar flor y reflujo. Soy de la rosa y de la mar, como el escaramujo.
Soy aria, endecha, tonada, soy Mahoma, soy Lao-Tsé, soy Jesucristo y Yahvéh, soy la serpiente emplumada, soy la pupila asombrada que descubre como apunta, soy todo lo que se junta para vivir y soñar: soy el destino del mar: soy un niño que pregunta.
Yo vine para preguntar flor y reflujo. Soy de la rosa y de la mar, como el escaramujo.