Cada vez que oigo hablar de algo que podríamos denominar triste y que consiste en explicar algún detalle de una historia que se acaba, entonces yo me callo y no sé qué decir, ¿qué puedo decir?
Que hacia dónde mira ahora el ángel, ese ángel que nos puso juntos en la cama esa noche, esa noche, ya mañana surreal, en la triste discoteca cuando ya casi al final te enseñé mi lengua seca y tú reíste y me venciste.
Otro tiempo nace y el recuerdo se deshace, el equipaje de los muertos es difícil de mirar, de explicar, que vi el desastre avanzando lentamente negociando con mi suerte y no lo pude esquivar.
Y si un día nos cruzamos la señora y el señor, nos vendrá a la mente el accidente planeado y subconsciente para una noche cualquiera, sí, la última borrachera para morir sin decirnos adiós. con mi mano en tu rodilla y dando al acelerador.
Desde que saliste por la puerta, esta puerta, con todos tus discos y algunas lágrimas mal escondidas he estado olvidando, alguna vez fabulando qué será de ti, qué será de mí.
Otro tiempo nace y el recuerdo se deshace, el equipaje de los muertos es difícil de mirar, de explicar, que vi el desastre avanzando lentamente negociando con mi suerte y no lo pude esquivar.
Y si un día nos cruzamos la señora y el señor, nos vendrá a la mente el accidente planeado y subconsciente para una noche cualquiera, sí, la última borrachera para morir sin decirnos adiós. con mi mano en tu rodilla y dando al acelerador, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor, no hay dolor...