Se escardó, tras pasar por el umbral, No se hundió, entre témpano y sal.
Dar con la cabeza en la pared Una y otra vez, Hasta sangrar su sien Y ver desfallecer A un angustioso ser, Que se retuerce al ver Frustrado su querer.
La ansiedad, que le atormenta En su oscirudad. Gélida, como una roca de acero y mal.
Despreció cualquie rdon hallado en él, Nunca fue para el paladar la miel.
Rios de odio y mares de rencor En una eternidad manchada de dolor. Cumplir condena por un lamentable error Que no tendrá final hasta acabar con los dos.
La ansiedad, qeu le atormenta En su oscuridad. Gélida, como una roca de acero y mal.
Corromper la vida sin saber Que herida vas a hacer, Sin valorar despues Los lustros de dolor, Las almas sin calor, La triste inmensidad La herencia de los dos... ¡De los dos!