Hoy, recién, recién, vuelvo otra vez a tu lado con mi vida escondiendo los fracasos, ocultando las heridas. Y hoy al encontrar la protección de tus manos tan serenas, recién siento que me apena saber que te hice mal.
Tenía menos años y el corazón imprudente por calles del engaño rodó, rodó torpemente. Me amabas, tanto y tanto, que me cansó tu tristeza y por no escuchar tu llanto preferí no verte más.
Hoy, recién, recién, miro las cosas sin sombras ni mentiras y comprendo cuanto enseñan las lecciones de la vida. Hoy, al retornar, pensé encontrar el reproche de tu olvido y tan solo halle el castigo de todo tu perdón.