Ven, acuéstate en mi olvido, para así nunca olvidarte, para saber que no te has ido, y en mí, así, retenerte. Ven, deslízate en mi herida y cúrala con tus besos, que la infección se dé por vencida y hagan de mis labios, presos. Ven, acurrúcate en mi sueño, para que no despierte el olvido. Ven, acuéstate conmigo, para que no me haga su dueño. Que a la soledad tengo miedo, a ser un hombre deshabitado. Amor, recuéstame en tu cielo. Ven, acuéstate a mi lado.