Antes, toda la música buena era música para pegarse. Comprar un disco era como comprar una chupa y un tupé. La música era importante porque decía quien eras. Servía para diferenciarte y entonces podías zurrarle al que fuera diferente, igual que hoy pasa por motivos sexuales, raciales, lingüísticos o politicos. Cualquiera es un buen motivo para una paliza, pero la música (alguna) los abarca todos. Uppercut lo saben y hacen la música que comprende todos eses conflictos. Música que hace falta hoy, música para darse de hostias. Holly Michaels primero son lineas de bajo y riffs como caminar erguido buscando a alguien para repartirle. Como pegar saltos enseñando los puños, como jugar a boxear en ropa interior delante del espejo. Ligero como una hoja, poderoso como un rey. Vuela como una mariposa, pica como una abeja, por supuesto. Despues es encontrarse a los rockers cuando giras la esquina tú solo y recibir una paliza tan potente que te sientes flotar de pura clase. Cualquiera mataría por eses cambios de dinámica, tan intensos como los cambios de humor de un adolescente enamorado. Lo que suena es la nostalgia por esa paliza, porque nunca estuviste tan vivo. Los golpes vienen de todas partes y ya sabes quién eres.