El sólo hilo de un gran tapiz aunque brille de verdad, si no está tejido, no conoces su finalidad. Y la piedra que en la cima está de la gran montaña no es ni será más importante que las piedras que hay al pie.
Si quieres saber si es de algún valor tu vida y tu ser, con tus ojos de hombre no lo verás; siempre debes mirar con la mirada celestial.
Un lago de oro en la arena no es mejor que un manantial y para la oveja, su pastor a un rey se puede comparar. Y si un hombre pierde su poder, ¿pierde, acaso, su valor? o tal vez vive un nuevo y más puro renacer.
¿Y cómo valoras a un ser cabal por lo que tiene o da? Nadie puede medir lo que él valdrá. Respuestas habrá; respuestas tendrás al intentar ver con la mirada celestial.
Vivir compartiendo con ilusión tu gozo y tu amor le da a lo que tienes su auténtico valor. No hay vida que pueda escapar aún de los vientos del azar. Tus pasos tan inseguros son, pero al fin podrás danzar, pero al fin podrás danzar.
¿Y cómo juzgar lo que un hombre es por lo que construyó? Con tus ojos de hombre no lo verás. El señor dirá debes mirar debes mirar con la mirada celestial.