Amigos tengo por ciento para toda mi delicia; yo lo digo sin malicia, con verdadero contento. Yo soy amiga del viento que rige por las alturas, amiga de las honduras con vueltas y torbellinos, amiga del aire fino con toda su travesura.
Yo soy amiga del fuego del astro más relumbrante, porque en el cielo arrogante camina como su dueño. Amiga soy del ruiseñó’, relámpago de la luna, con to’a su donosura alumbra la mar furiosa, y amiga de las frondosas oscuridades nocturnas.
Amiga del solitario lucero de la mañana y de la brisa temprana que brilla como rosario, amiga del jardinario del arco de las alianzas. Amiga soy de confianza de nubes y nubarrones, también de los arreboles en todas las circunstancias.
Amiga soy de la lluvia porque es un arpa cantora de alambres y de bordonas que tuntunean con furia, amiga de la centuria de los espacios tesoros y de los ecos sonoros que guardan los granizales, amiga de los raudales que entonan su lindo coro.
Amiga de la nieblina que ronda los horizontes cordillerales y montes con su presencia tan fina; la nieve, por blanquecina, poblados y soledades, bonanzas y tempestades son mis amigos sinceros; pero mi canto, el primero de todas mis amistades.