Cómo se han ido volando, ingrato las raudas horas de un tiempo cruel hoy de ti lejos y en otro campo y de ti amigo tan cerca ayer ayer tu mano sentí en la mía con ardorosa y grata presión hoy en los ayes de ardiente brisa a tus oídos irá mi voz porque la ausencia es tan cruel dolor.
Cuando la noche su manto lóbrego tienda en el valle y en la ciudad pláceme, amigo, con tus recuerdos pasar mis horas de soledad y en cada estrella que centelleante y que en el cielo veo lucir parece, amigo, mirar tus ojos que sonriendo me están a mi tal vez sí loca, más cuán feliz.
Ya no sé, amigo, vivir alegre como en un tiempo que ya se fue tu amor ausente me tiene triste nunca olvides quien te quiso bien si acaso olvidas a quien te adora a quien un día el alma te dio mañana acaso lánguida y mustia sobre su tallo muera una flor y su perfume no vuelva, no.