De dia el Señor me envia su amor, y de noche no cesa mi canto ni mi oración al Dios de mi vida.
Le digo a Dios, mi defensor. "¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué tengo que andar triste y oprimido por mis enemigos?" Hasta los huesos me duelen por las ofensas de mis enemigos que a todas horas me preguntan: "¿Dónde está tu Dios?" ¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavia seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y salvador!